Actualmente se sabe que el sedentarismo tiene un papel clave en el desarrollo de todas las enfermedades crónicas que se encuentran en la sociedad moderna, y como tal, la falta de actividad física y de ejercicio físico son factores de riesgo importante en el desarrollo de la obesidad. Por lo tanto, ¿qué se debe hacer para conseguir la pérdida de grasa?
Empecemos por, ¿qué es la actividad física?
La OMS define la actividad física como cualquier movimiento corporal producido por los músculos esqueléticos, con el consiguiente consumo de energía. Ello incluye las actividades realizadas al trabajar, jugar y viajar, las tareas domésticas y las actividades recreativas.
Observando la actividad física
Se ha observado que aumentar la actividad física en personas obesas es una estrategia poco efectiva a la hora de perder grasa si no se combina con otros factores como el ejercicio físico, la alimentación y la psicología.
Sí, has leído bien. Si tienes sobrepeso/obesidad, el simple hecho de ir a caminar todos los días una hora no permite conseguir significados muy impresionantes. Ten en cuenta que estamos hablando solo de la actividad física como factor a mejorar, si a este juntáramos el resto SÍ que habría resultados muy gratificantes.
Entonces, ¿no hay beneficios cuando salimos a caminar?
Por supuesto que sí, al hacer actividad física ayudamos a mejorar nuestra salud metabólica y general en personas obesas, reduciendo diferentes complicaciones relacionadas a este trastorno (diabetes, enfermedad coronaria, depresión…).
Además, si lo complementamos con los otros factores, y sobre todo con la alimentación, podremos obtener mejores resultados, además de facilitar la adherencia a medio/largo plazo y mejorar la autoestima. Este último factor resulta muy importante y se debe tener en cuenta, tal y como intentamos hacer en nuestros entrenamientos RIE.
¿Qué beneficios podemos encontrar?
No debemos entender la obesidad como un exceso de grasa que hace que nos veamos mal en el espejo, sino como una disfunción metabólica que produce serios problemas en nuestro organismo. Por eso, al movernos un poco días tras días podremos:
- Reducir la hemoglobina glicosilada (HbA1c).
- Aumentar la captación de glucosa por el músculo (hasta 50 veces más).
- Mejorar la sensibilidad a la insulina.
- Disminuir la presión arterial.
- Mejorar el desarrollo de nuevas mitocrondrias.
- …
Además, si somos capaces de aumentar el gasto energético en 500 calorías semanales (muy fácil) podremos reducir el riesgo de diabetes en un 6%. Si además lo acompañamos de ejercicio físico con entrenamientos de fuerza y HIIT, podremos reducirlo hasta un 58%.
¿Cuál es la actividad física o ejercicio físico recomendado?
Los estudios son muy claros al respecto entre respuesta-dosis: “Cuanta más actividad física y ejercicio físico = más beneficio”, tanto a nivel de salud como a efectos funcionales.
La organización mundial de la salud (OMS) propone llegar a un mínimo de:
- 150 minutos de ejercicio aeróbico moderado o 75 minutos de ejercicio físico intensivo.
Aun así, propone que la gente llegue al doble de estas cantidades y además complementarlo con dos o más sesiones de entrenamiento de fuerza de los grandes grupos musculares, quedando de esta forma:
- 300 minutos de ejercicio aeróbico moderado o 150 minutos de ejercicio físico intensivo y, además, dos o más sesiones de entrenamiento de fuerza.
En resumen:
Muchas personas incluyen la actividad física como estrategia para la pérdida de grasa, con una motivación que les durará más bien pocas semanas si no la refuerzan con los demás factores (nutrición, ejercicio físico y psicología). Sin embargo, en cuanto a salud metabólica, reducción de riesgos asociados y mejora del bienestar, hacen de la actividad física uno de los pilares más importantes en la lucha contra la obesidad.
En los siguientes artículos nos centraremos en los demás factores.
Una vez más, gracias por leernos. Estamos a vuestra disposición para todo tipo de consultas.
Equipo de Respira i Entrena.
“Que tus pies nunca paren tus sueños”